Un par de semanas después de hacer el taller que contaba en el post anterior pasé por otro cliente en el que estoy trabajando temas relacionados con la Gestión de Servicios. Empezamos a hablar y no se muy bien cómo, pero salió (de nuevo) el tema de la delegación y el reparto de responsabilidades, así que me saqué las cartas de la mochila y le enseñé a mi interlocutor lo divertido que es jugar a la baraja.
Siempre que sacas algo que se parezca a jugar en un entorno serio a la gente le cambia la cara… y es muy satisfactorio! Cómo me gusta sacar al niño que hay escondido en los mayores!
La primera impresión fue del tipo “humm que interesante! cómo mola!”, pero en cuestión de minutos la siguiente reacción fue “aquí eso no funcionaría ni de coña. Los jefes cambian de opinión constantemente y aunque te hubieran delegado una faena, seguro que cuando la vean te van a encontrar faltas y la vas a tener que hacer de nuevo”.
Que cosa más común, no?
Tenía una amiga que incluso lo había institucionalizado: metía errores adrede en los informes para que sus jefes los encontraran y los corrigieran, dejandola en paz con el resto del documento.
Ella añadía errores voluntariamente en su trabajo para saciar la sed de micro management de sus superiores y no tener que cambiar continuamente el trabajo realizado. Un honeypot para jefes!
La lección es rápida en este sentido: delegar es un trabajo bidireccional. Como manager tengo que hacer el ejercicio de “entregar” la responsabilidad del trabajo y la toma de decisiones, pero tambien tengo que hacer el trabajo de “recibir” los resultados. Como ejecutor de las tareas, tengo que hacer el trabajo de “aceptar” el trabajo y la toma de decisiones y el de “entregar” unos resultados adecuados.
Con el taller del Poker de Delegación hemos definido el terreno de juego al respecto de las decisiones y con la matriz RACI lo hemos hecho con respecto a las tareas… Desde el punto de vista del manager hemos organizado el DAR. ¿Y qué pasa con el RECIBIR?
Y aquí es donde entra en juego este nuevo concepto: los umbrales de tolerancia.
Todos tenemos unos determinados umbrales de tolerancia con respecto a la vida. Los hay que son más estrictos y los hay que son más laxos… los hay super minuciosos (los que viven en el 5º sigma de la vida) y los hay más relajados (los que viven en el 0,5 sigma de la vida).
Y tradicionalmente serán los del 5º sigma los que entran a saco en el micro management.
Si delegas un trabajo, tienes que estar dispuesto a que lo que recibas no sea exactamente lo que tu esperas. Habrá variaciones porque no es posible que hayas especificado exactamente tus deseos; habrá variaciones porque la forma de hacerlo del otro será diferente de la tuya; habrá variaciones porque la forma de entender el trabajo, la vida, la calidad o las herramientas del otro será diferente de la tuya.
Delegar significa estar dispuesto a recibir el trabajo diferente a como te lo esperabas.
Así que si delegas, prepárate a recibir cosas que no son exactamente lo que querias. Debes tener un margen de tolerancia adecuado. Si es demasiado abierto, no podrás asegurar que el trabajo se haga “a tu estilo” o “según las normas” o “de manera adecuada”. Pero si es demasiado cerrado, estarás machacando a tus compañeros permanentemente, repitiendo el trabajo y a la larga habrás minado totalmente la iniciativa y las ganas de autonomia de lagente.
Y cuando juegues al poker, el equipo pedira siempre un 1 - Tell, que básicamente significa “yo soy un mandado, a mi, lo que diga el jefe; las decisiones, que las tome él que para eso le pagan… que si no, siempre dice que lo hago mal y paso"
¿Has tenido un jefe del quinto sigma? ¿Cómo lo has vivido?
¡¡Pues no lo seas tu!!
PS:: Mis agradecimientos a Rui Soares por darme el empujón a comenzar a publicar mis primeros dibujos… quien sabe si no conseguiré algún día llegarle a la altura del tobillo! Obrigado pela inspiração!
Foto original de Krzysztof Puszczyński