Ya sé que prometí no escribir, desconectar y aprovechar las vacaciones… ya lo sé! Pero parte de ese desconectar ha sido ordenar un poco el cuarto donde tengo mis cosas, tirar papeles y tratar de organizar un poco el desorden, que una vez al año no está mal. Entre todo el desorden apareció un papel que me hizo recordar…
Debía ser Noviembre del 2005 cuando fuí por primera vez a aquel cliente. Los primeros contactos siempre me ponen un poco nervioso; no conozco a quien voy a ver, no sé nada de él/ella y en todo caso tengo la poca información que me pueda haber pasado el comercial si no es la primera de las primeras visitas… en esas reuniones hay que estar muy alerta y esforzarse por pillar rápidamente cuáles son las necesidades del cliente (no lo que te está pidiendo, sino realmente qué necesita).
En este caso, Mr. X tardó un poco más de la cuenta en venir a atenderme y maté el tiempo echando un vistazo al tablón de anuncios que había en el pasillo… y de repente me encontré con un trozo de folio que al leerlo me hizo poner los pelos de punta: ¿¿ Pero en qué clase de encerrona me habían metido esta vez ??
Cuando ya hubo un poco más de confianza le pedí a Mr. X que me dejara fotocopiarlo, y ahora he reencontrado esa fotocopia que transcribo literalmente:
“[..]¿Cuál es la parte más difícil del trabajo de un desarrollador de software? ¿La arquitectura, el análisis funcional, el técnico, la programación? No. La parte dura de verdad es tener que oir gilipolleces. Uno recibe un mail del ITIL manager, ese individuo que, según currículum ha “colaborado en la conceptualización de proyectos de convergencia” y ha sido “director de expansión de estrategias de cuarta generación” y cuyo trabajo consiste en reenviar los mails de los clientes a los técnicos y viceversa, y leer cosas en Internet para tener algo que decir (con Google y un par de reglas de outlook ya se podía ahorrar la empresa 80.000 euros al año). El mail lleva por subject “Brainstorming”. Ahí ya estás bien jodido.
El “brainstorming” o “tormenta de cerebros” es (o debería ser) la reuniín en la que todos aportan su talento y su experiencia para encontrar soluciones óptimas a problemas. La realidad es que en la tormenta de cerebros, el manager suele poner la tormenta y tú tienes que poner el cerebro. Y en la tormenta, como en el río revuelto, la ganancia es para los pescadores. Tú piensas, diseñas y solucionas, que para algo querías ser ingeniero. Él se apunta el gol, que para algo hizo un master en “strategy business janderklander for ITIL manager. […]”
Bueno, como primera entrada para hacer un proyecto de definición de Catálogo de Servicios, no está mal, ¿no?. Era como entrar directamente en terreno hostil y que te lo avisaran "sutilmente".Después resultó ser un proyecto súper agradable, interesante y que aportó un montón de conocimiento y experiencias a ambas partes.
De todas formas, ahora siempre va conmigo el papelote, para recordarme que es así como nos ven y es contra esa imagen contra la que hemos de luchar. Nunca debemos dejar que nuestro equipo de trabajo, ya sea propio, del cliente o mixto, nos vea como ese tipo de “consultor janderklander de mierda que sólo viene a parasitar mi conocimiento y a ponerse él las medallas”.