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15 de junio de 2006

El traje nuevo del emperador

“Papá, cuéntame un cuento antes de dormirme” — dijo la pequeña Marta mientras terminaba de cenar.

— “Está bien”, le dije, “pero me prometes que después te duermes sin protestar”

Terminó de cenar, hizo su pasada habitual por el baño y se metió en la cama con los ojitos cansados, esperando a que me sentara a su lado y empezara el cuento. Yo tenía que pensarme qué cuento le quería contar, así que hice un repaso por los que nos habían dado últimamente con la colección de El País y elegí el que le da nombre a este artículo: “El traje nuevo del Emperador” y comencé a narrar el cuento, con esas continuas interrupciones que a Marta siempre le gusta hacer, queriendo explicarme ella el cuento o queriendo saber las cosas más extrañas sobre cada uno de los personajes.

“Hace muchos muchos años, vivía en un país muy lejano un emperador muy vanidoso al que le encantaba probarse trajes nuevos. Un día llegaron a la ciudad un par de sastres que decían tener los trajes más hermosos que jamás se hubieran visto en aquella zona del mundo. Tanta era la fama que tenían estos dos sastres, que llegó a oídos del emperador quien los hizo presentarse en palacio para pedirles que le tejieran las telas más maravillosas para hacerle el traje más increíble que se hubiera visto nunca.

Y así fue que los dos sastres se trasladaron a vivir en el palacio del emperador y pasaron meses y meses y no se veían resultados, hasta que un día hicieron venir al emperador para probarse el traje y entre grandes elogios y muestras de grandilocuencia lo vistieron con el traje nuevo.

— “Este traje está hecho con una tela especial”, dijeron los sastres, “las prendas confeccionadas con esta tela tienen la virtud de ser invisibles para todo aquel que no sea digno de su cargo o un imbécil total”

El emperador no veía nada, pero lógicamente no quería pasar por inútil o imbécil, así que le preguntó a sus asistentes y todos dijeron que el traje era hermosísimo, el más hermoso que habían visto nunca. De esta forma, el emperador pensaba que era él el único que no lo veía, así que no dijo nada y continuó celebrando el precioso traje que le habían hecho los sastres. Tanto era el éxito que tenía este traje nuevo, que se decidió hacer un desfile y presentarlo al pueblo (por donde ya había corrido el rumor de la belleza del traje y de esa característica tan especial de ser invisible a los imbéciles).

Llegó el día en que se hizo el desfile y todo el pueblo alabó la magnífica hechura del traje y los preciosos colores y filigranas, mientras el emperador iba montado en ropa interior sobre su caballo blanco engalanado para la ocasión.

Pero todos sabemos que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad, y de repente se oyó la risa cantarina de un niño entre el público que pataleaba contra el suelo mientras se le escapaban las lágrimas de la risa, y decía

“El emperador no tiene traje, va en ropa interior”

Y entonces todos se dieron cuenta de cómo los habían engañado y que por no querer reconocer la posible ineptitud o imbecilidad todos habían alabado el traje nuevo del emperador.

La Marta se durmió, y meses más tardes yo encontré el blog del Escéptico de ITIL, donde hace sólo un par de días se publicó el artículo “The Emperor has no clothes” que realmente me ha gustado. A pesar de no estar 100% de acuerdo con todo lo que se dice, sí que creo que muchas veces en este gremio nos dejamos llevar por la masa y por la publicidad o por “lo que se lleva” y ahora mismo es ITIL lo que se lleva.

Las ropas del emperador

El escéptico hace mucho hincapié en este artículo en que realizar una implantación de ITIL sin un estudio económico detrás es un disparate. Dicho desde el punto de vista teórico, tiene toda la razón del mundo; pero es tan y tan difícil hacer eso: normalmente las compañías no tienen mediciones de la situación de partida, así que ¿cómo saber cuánto mejoraremos o cuánto ganaremos o cuánto ahorraremos?

Por eso es por lo que en el libro Planning to Implement Service Management lo primero que te dicen es que veas dónde estás y después inicies el camino… ese “Dónde estoy” es la primera parte del cálculo de “cuánto voy a ganar”.

Otra de las cosas de las que se queja este chico es de la falta de estudios científicos que hay detrás de todo esto. Estoy de acuerdo, pero tal y como le dije a un cliente hace poco cuando me preguntó cuál es la fórmula para decidir cuál debe de ser el tamaño del muestreo para las mediciones de disponibilidad en los servicios y yo le contesté sin pensarlo: “esto no es una ciencia, es un negocio. Si fuera una ciencia, te diría que pensaras en el teorema de Nyquist, pero como es un negocio… te diré algo así como que el tamaño de la muestra es lo máximo que soporten tus sistemas, al menor coste, con el margen de error que tu dirección y tu negocio quieran asumir” No hay ciencia aquí, sólo sentido común y buenas prácticas.

En conclusión, si quieres leer a uno que no tiene pelos en la lengua, que es un rebelde asegurado pero que dice algunas cosas en las que debemos pensar para asegurarnos de que no estamos sectariamente ITILIZADOS, pásate por el blog del Escéptico.

Postdata: En la foto puedes ver claramente el diseño que hizo Andersen del traje del emperador en una ilustración original del autor y que mantiene las mismas propiedades del traje original. Es precioso, verdad?

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Thank-you Antonio for the compliment of featuring my blog.

I agree this is more a business (or a black art) than a science. [I hope BabelFish and I got the translation right]

But many business ideas and methodologies have been subjected to research to prove or disprove their effectiveness.

People say "ITIL reduces errors", "ITIL reduces costs", "ITIL makes users happier". Does it? Does it really? Compared to what? And how much? Enough to pay for somwe of the enormously expensive ITIL projects I have seen (and I'm sure you and your readers have too)? I want proof. And so should every CIO.

My apologies for commenting in English. What little Spanish I had has got lost with age.

Anónimo dijo...

Éste lo he entendido, lo he entendido, oé oé oé!!!
Tengo que aprovechar esta ocasión para dejarte un comentario y darte la enhorabuena por tus éxitos a nivel ya planetarios, jeje!!!

...Y gracias...

Nayra

Anónimo dijo...

To the Itil skeptic:

What minds enormously expensive ITIL projects for you?
1,5 K€?
15 K€?
150 K€?

That's the key to calculate the ROI of ITIL.

How is the relationship betwen an architectural project and a house?

Anónimo dijo...

Hi

I have seen millions of dollars spent on ITIL process adoption.

It is not so much the amount of money, as whether that money is well spent. So unless one is setting up a data centre from scratch, i don't think the architect analogy fits. it is more like all the times I have renovated houses that were fit for habitation already. it was not money well spent: the house didn't leak, the doors were secure, there was no fire risk. So renovation was just for our own satisfaction: it was overcapitalising - we would not get a good ROI when we sold the house.
Sometimes ITIL is like ripping up perfectly good carpet so you can polish the floorboards: it is very satisfying but there is no business case for it.
Again please excuse my using English

Antonio Valle dijo...

El escéptico contesta, pero en su blog: Many ITIL projects are overcapitalised renovations